Casa Topo aprovecha la geografía ondulada de su terreno para establecer un diálogo entre dos volúmenes de carácter opuesto. El nivel inferior, destinado a la vida social, se hunde parcialmente en la tierra y adopta formas curvas que evocan una cueva. Sus materiales —concreto expuesto y piedra talamoye— refuerzan esta condición orgánica, mimetizándose con el paisaje. Escaleras semicirculares interiores y exteriores, inspiradas en anfiteatros, marcan transiciones suaves entre los espacios, mientras que sala, comedor y cocina se abren a vistas cruzadas: hacia el entorno natural, la gradería monumental del fondo y una laguna que potencia la relación con el paisaje.

Casa Topo aprovecha la geografía ondulada de su terreno para establecer un diálogo entre dos volúmenes de carácter opuesto. El nivel inferior, destinado a la vida social, se hunde parcialmente en la tierra y adopta formas curvas que evocan una cueva. Sus materiales —concreto expuesto y piedra talamoye— refuerzan esta condición orgánica, mimetizándose con el paisaje. Escaleras semicirculares interiores y exteriores, inspiradas en anfiteatros, marcan transiciones suaves entre los espacios, mientras que sala, comedor y cocina se abren a vistas cruzadas: hacia el entorno natural, la gradería monumental del fondo y una laguna que potencia

Sobre este volumen, un bloque de líneas rectas aloja la zona privada. Revestido en celosías de madera, actúa también como sombra para la terraza inferior y se adelanta ligeramente sobre el nivel social, acentuando la sensación de liviandad. Toda la traza de la casa, incluida la definición de las curvas, se organiza a partir de una grilla modular imaginaria de 30 x 30 cm, que coincide con el módulo de las piezas de talamoye utilizadas en pisos y detalles. Esta superposición crea la ilusión de un solo volumen, minimizando la escala real del proyecto y reforzando su integración con el entorno como un accidente geológico más. 

la relación con el paisaje. Sobre este volumen, un bloque de líneas rectas aloja la zona privada. Revestido en celosías de madera, actúa también como sombra para la terraza inferior y se adelanta ligeramente sobre el nivel social, acentuando la sensación de liviandad. Toda la traza de la casa, incluida la definición de las curvas, se organiza a partir de una grilla modular imaginaria de 30 x 30 cm, que coincide con el módulo de las piezas de talamoye utilizadas en pisos y detalles. Esta superposición crea la ilusión de un solo volumen, minimizando la escala real del proyecto y reforzando su integración con el entorno como un accidente geológico más. 

  • Premio Dossier de Arquitectura. Mención Honrosa 

  • Premio Dossier de Arquitectura. Mención Honrosa 

Casa Topo

Ubicación

Condominio La Quebrada, Cieneguilla. Lima, Perú

Área del terreno

1 871.34 m2

Año de construcción

2018

Arquitectura

Martín Dulanto Sangalli

Gerente de proyecto

Miguel Gutiérrez y Raúl Montesino

Colaboradores

Emilio Jordán Fernández, Dora Gonzales, Luz Vega y Luciana Escobar

En medio de la selva alta de Cusco, Casa Manire surge como una estructura elevada sobre pilotes, respetuosa del entorno natural y pensada para desconectarse de lo urbano. Inspirada en las cabañas japonesas, la vivienda se posa sobre una plataforma que rodea todos los ambientes y se transforma en terraza hacia la fachada principal, orientada a la contemplación. El techo volado protege la estructura de la lluvia, y la ausencia de columnas permite una relación abierta con el paisaje. Todo el programa —sala, comedor, cocina, lavandería y dormitorios— se organiza en un solo nivel, con un ático adaptable que puede funcionar como taller, oficina o tercer dormitorio. La transparencia de los espacios sociales permite vincularse visualmente con la selva, reforzando una experiencia inmersiva. Desde el altillo, un ventanal en el techo inclinado enmarca las copas de los árboles y las montañas, consolidando una arquitectura ligera, abierta y profundamente conectada con su contexto. Casa Manire es un refugio silencioso, diseñado para reconectar al habitante con la naturaleza sin intermediarios.

Casa Topo aprovecha la geografía ondulada de su terreno para establecer un diálogo entre dos volúmenes de carácter opuesto. El nivel inferior, destinado a la vida social, se hunde parcialmente en la tierra y adopta formas curvas que evocan una cueva. Sus materiales —concreto expuesto y piedra talamoye— refuerzan esta condición orgánica, mimetizándose con el paisaje. Escaleras semicirculares interiores y exteriores, inspiradas en anfiteatros, marcan transiciones suaves entre los espacios, mientras que sala, comedor y cocina se abren a vistas cruzadas: hacia el entorno natural, la gradería monumental del fondo y una laguna que potencia la relación con el paisaje. Sobre este volumen, un bloque de líneas rectas aloja la zona privada. Revestido en celosías de madera, actúa también como sombra para la terraza inferior y se adelanta ligeramente sobre el nivel social, acentuando la sensación de liviandad. Toda la traza de la casa, incluida la definición de las curvas, se organiza a partir de una grilla modular imaginaria de 30 x 30 cm, que coincide con el módulo de las piezas de talamoye utilizadas en pisos y detalles. Esta superposición crea la ilusión de un solo volumen, minimizando la escala real del proyecto y reforzando su integración con el entorno como un accidente geológico más. 

Casa Topo aprovecha la geografía ondulada de su terreno para establecer un diálogo entre dos volúmenes de carácter opuesto. El nivel inferior, destinado a la vida social, se hunde parcialmente en la tierra y adopta formas curvas que evocan una cueva. Sus materiales —concreto expuesto y piedra talamoye— refuerzan esta condición orgánica, mimetizándose con el paisaje. Escaleras semicirculares interiores y exteriores, inspiradas en anfiteatros, marcan transiciones suaves entre los espacios, mientras que sala, comedor y cocina se abren a vistas cruzadas: hacia el entorno natural, la gradería monumental del fondo y una laguna que potencia la relación con el paisaje. Sobre este volumen, un bloque de líneas rectas aloja la zona privada. Revestido en celosías de madera, actúa también como sombra para la terraza inferior y se adelanta ligeramente sobre el nivel social, acentuando la sensación de liviandad. Toda la traza de la casa, incluida la definición de las curvas, se organiza a partir de una grilla modular imaginaria de 30 x 30 cm, que coincide con el módulo de las piezas de talamoye utilizadas en pisos y detalles. Esta superposición crea la ilusión de un solo volumen, minimizando la escala real del proyecto y reforzando su integración con el entorno como un accidente geológico más. 

  • La Bienal Iberoamericana de Diseño BID: Mención en diseño de interiores / espacios 

  • Premio Bronce ADUS LATAM 

  • Premio Panamericano de la XXIV Bienal de Arquitectura de Quito. Categoría Vivienda unifamiliar 

  • Premio Hexágono de Plata de la XX Bienal de Arquitectura Peruana 

  • Primer puesto de la categoría: Vivienda unifamiliar / bifamiliar, de la XX Bienal de Arquitectura Peruana 

  • Premio Dossier de Arquitectura. Mención Honrosa 

  • Premio Dossier de Arquitectura. Mención Honrosa 

Casa Manire

Casa Topo

Casa Topo

Colaboradores

Emilio Jordán Fernández, Dora Gonzales, Luz Vega y Luciana Escobar

Gerente de proyecto

Miguel Gutiérrez y Raúl Montesino

Arquitectura

Martín Dulanto Sangalli

Año de construcción

2018

Área del terreno

1 871.34 m2

Ubicación

Condominio La Quebrada, Cieneguilla. Lima, Perú

Interiorismo

Puna Estudio

Área del terreno

1 871.34 m2

Styling

Puna Estudio

Año de construcción

2018

Construcción

Puna Estudio

Arquitectura

Martín Dulanto Sangalli

Conceptualización

Martin Dulanto Sangalli + Puna Estudio

Gerente de proyecto

Miguel Gutiérrez y Raúl Montesino

Arquitectura

Martín Dulanto Sangalli

Colaboradores

Emilio Jordán Fernández, Dora Gonzales, Luz Vega y Luciana Escobar

© 2025 Martín Dulanto Arquitecto. Todos los derechos reservados.

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