Concebida como un cubo excavado, la Casa Seta propone una arquitectura que recuerda una cueva iluminada. Para lograrlo, se empleó una estructura de vigas voladas y de cimentación que dejan libre una esquina completa del área social, generando un espacio abierto donde sala, comedor, cocina y terraza se funden sin barreras. Un árbol plantado dentro de la terraza y la vegetación circundante protegen la privacidad desde la calle sin bloquear la luz. Un ligero hundimiento en el nivel inicial acentúa la sensación de refugio, mientras mantiene la relación visual con el exterior.
Todos los dormitorios y el área de servicio se ubican en la primera planta, mientras que el segundo nivel alberga una sala, parrilla y piscina bajo un techo de listones de madera que filtra la luz y regula la temperatura. Las jardineras perimetrales resguardan este nivel del entorno inmediato, generando una atmósfera privada a pesar de la apertura. El proyecto combina materiales rústicos con detalles arquitectónicos que suavizan el volumen y proponen una experiencia doméstica entre lo playero y lo campestre, donde cada límite se disuelve en favor de una convivencia fluida entre adentro y afuera.
Todos los dormitorios y el área de servicio se ubican en la primera planta, mientras que el segundo nivel alberga una sala, parrilla y piscina bajo un techo de listones de madera que filtra la luz y regula la temperatura. Las jardineras perimetrales resguardan este nivel del entorno inmediato, generando una atmósfera privada a pesar de la apertura. El proyecto combina materiales rústicos con detalles arquitectónicos que suavizan el volumen y proponen una experiencia doméstica entre lo playero y lo campestre, donde cada límite se disuelve en favor de una convivencia fluida entre adentro y afuera.
Casa Seta
Ubicación
Club Playa bonita, Asia, Cañete. Lima, Perú
Área del terreno
156.25 m2
Año de construcción
2012
Arquitectura
Martín Dulanto Sangalli
Gerente de proyecto
Sergio Salazar
Colaboradores
Raúl Montesinos, Paola Hagei, Pierina Sánchez
En medio de la selva alta de Cusco, Casa Manire surge como una estructura elevada sobre pilotes, respetuosa del entorno natural y pensada para desconectarse de lo urbano. Inspirada en las cabañas japonesas, la vivienda se posa sobre una plataforma que rodea todos los ambientes y se transforma en terraza hacia la fachada principal, orientada a la contemplación. El techo volado protege la estructura de la lluvia, y la ausencia de columnas permite una relación abierta con el paisaje. Todo el programa —sala, comedor, cocina, lavandería y dormitorios— se organiza en un solo nivel, con un ático adaptable que puede funcionar como taller, oficina o tercer dormitorio. La transparencia de los espacios sociales permite vincularse visualmente con la selva, reforzando una experiencia inmersiva. Desde el altillo, un ventanal en el techo inclinado enmarca las copas de los árboles y las montañas, consolidando una arquitectura ligera, abierta y profundamente conectada con su contexto. Casa Manire es un refugio silencioso, diseñado para reconectar al habitante con la naturaleza sin intermediarios.
Concebida como un cubo excavado, la Casa Seta propone una arquitectura que recuerda una cueva iluminada. Para lograrlo, se empleó una estructura de vigas voladas y de cimentación que dejan libre una esquina completa del área social, generando un espacio abierto donde sala, comedor, cocina y terraza se funden sin barreras. Un árbol plantado dentro de la terraza y la vegetación circundante protegen la privacidad desde la calle sin bloquear la luz. Un ligero hundimiento en el nivel inicial acentúa la sensación de refugio, mientras mantiene la relación visual con el exterior. Todos los dormitorios y el área de servicio se ubican en la primera planta, mientras que el segundo nivel alberga una sala, parrilla y piscina bajo un techo de listones de madera que filtra la luz y regula la temperatura. Las jardineras perimetrales resguardan este nivel del entorno inmediato, generando una atmósfera privada a pesar de la apertura. El proyecto combina materiales rústicos con detalles arquitectónicos que suavizan el volumen y proponen una experiencia doméstica entre lo playero y lo campestre, donde cada límite se disuelve en favor de una convivencia fluida entre adentro y afuera.
Concebida como un cubo excavado, la Casa Seta propone una arquitectura que recuerda una cueva iluminada. Para lograrlo, se empleó una estructura de vigas voladas y de cimentación que dejan libre una esquina completa del área social, generando un espacio abierto donde sala, comedor, cocina y terraza se funden sin barreras. Un árbol plantado dentro de la terraza y la vegetación circundante protegen la privacidad desde la calle sin bloquear la luz. Un ligero hundimiento en el nivel inicial acentúa la sensación de refugio, mientras mantiene la relación visual con el exterior. Todos los dormitorios y el área de servicio se ubican en la primera planta, mientras que el segundo nivel alberga una sala, parrilla y piscina bajo un techo de listones de madera que filtra la luz y regula la temperatura. Las jardineras perimetrales resguardan este nivel del entorno inmediato, generando una atmósfera privada a pesar de la apertura. El proyecto combina materiales rústicos con detalles arquitectónicos que suavizan el volumen y proponen una experiencia doméstica entre lo playero y lo campestre, donde cada límite se disuelve en favor de una convivencia fluida entre adentro y afuera.
Casa Manire
Casa Seta
Casa Seta
Ubicación
Club Playa bonita, Asia, Cañete. Lima, Perú
Área del terreno
156.25 m2
Año de construcción
2012
Arquitectura
Martín Dulanto Sangalli
Gerente de proyecto
Sergio Salazar
Colaboradores
Raúl Montesinos, Paola Hagei, Pierina Sánchez
© 2025 Martín Dulanto Arquitecto. Todos los derechos reservados.
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